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Colombia en la economía mundial: antes y después de la pandemia

Colombia en la economía mundial: antes y después de la pandemia

Una radiografía de 2019, una pandemia y algunas tendencias dejan entrever cómo podrían estar moviéndose los hilos de la macroeconomía. El nuevo orden permite vislumbrar cambios y oportunidades para el país.

Colombia en la economía mundial: antes y después de la pandemia

Antes de la pandemia se daba por sentado que toda América Latina dependía económicamente, en gran medida, de Estados Unidos. Se decía que si este país estornudaba, de México para abajo a todos los países les daba gripa. Pero dado que la crisis financiera estadounidense de 2008 no destrozó a los latinoamericanos, surgió entre los macroeconomistas la hipótesis del ‘desacoplamiento’, esto es, que nuestros países empezaban a ser menos dependientes. 

Inspirados en esta hipótesis, los investigadores Lya Paola Sierra y Pavel Vidal Alejandro, de la Pontificia Universidad Javeriana seccional Cali, buscaron verificar el desacoplamiento de México, Colombia, Perú y Chile, que integran la Alianza del Pacífico, con respecto a Estados Unidos y Europa. Y aunque este desacoplamiento es sinónimo de menos vulnerabilidad y dependencia respecto a los países avanzados, también significa una mayor integración y vulnerabilidad respecto a las economías emergentes asiáticas.

¿Hay economías emergentes?

Hay algunos países en vía de desarrollo cuyas economías han crecido a buen ritmo, pero aún no son considerados ‘países desarrollados’: se trata de las ‘economías emergentes’. Tienen en común rasgos como inestabilidad política y una clase media débil (hay muchas más personas pobres y pocos ricos). En esta clasificación entran países de América Latina como Colombia, Argentina y Chile. En Asia, algunos ejemplos son China, India, Corea del Sur e Indonesia. 

En el caso de las economías emergentes de Asia, estas han experimentado unas tasas de crecimiento de sus ingresos per cápita mucho mayores que las latinoamericanas, en algunos casos el doble y hasta el triple. “Para Asia fue un éxito manejar el modelo de crecimiento económico basado en las exportaciones, mientras que en América Latina durante mucho tiempo primó lo que se llamó la ‘política de sustitución de importaciones’, enfocada en el crecimiento económico apoyado en los mercados domésticos y no tanto en los mercados internacionales”, explica el investigador Vidal. 

Lo que venía ocurriendo antes de la pandemia, y que quedó retratado en la investigación, es que los países latinoamericanos empezaban a relacionarse comercialmente mucho más con los asiáticos. “El crecimiento de China ha implicado una demanda de materias primas o commodities, y este es uno de los canales principales mediante los cuales América Latina se ha beneficiado de ese crecimiento: se le venden materias primas [al país asiático]. El cobre es más representativo para Perú y Chile, y para Colombia, el petróleo y el carbón”, comenta el investigador.

Conexión en degradé

A partir de herramientas econométricas, basadas en la estadística, la matemática y la economía aplicadas a datos históricos de las finanzas y a las cuentas nacionales de los países de la Alianza del Pacífico, los investigadores obtuvieron resultados en los que se observa un degradé que muestra que, en efecto, hay países en desacoplamiento, otros que definitivamente están lejos de alcanzarlo y unos cuantos que se sitúan en el medio. 

“Para el caso de Perú, sí se manifiesta bastante desacoplamiento de las economías avanzadas y mucha más conexión con Asia”, explica Vidal, y agrega: “En el otro extremo está México, donde en realidad todavía se refleja una alta dependencia e interconexión con las economías avanzadas”. 

Y en la mitad de este espectro se encuentran Colombia y Chile: países que efectivamente tienen una dependencia creciente con Asia, pero que todavía mantienen una conexión importante con Estados Unidos y con Europa. “Son economías que uno podría decir que están más diversificadas geográficamente, pues están en el medio de estos dos bloques económicos”.

En los casos con un tipo de desacoplamiento intermedio y mayor (Colombia, Chile y Perú), la creciente relación económica con Asia genera importantes ingresos en divisas, una prosperidad financiera temporal que tiene posibles repercusiones en la otra cara de la moneda. Una de ellas es conocida entre los economistas como ‘la maldición de los recursos naturales’. “Un boom transitorio de ganancias fáciles puede desincentivar que los gobiernos hagan reformas en la economía para promover el desarrollo económico”, expresa Vidal.

El resultado de la investigación es una radiografía de la conexión entre América Latina, específicamente de los países de la Alianza del Pacífico —México, Colombia, Chile y Perú—, y los países de ‘Asia emergente’ —China, India, Corea del Sur e Indonesia— en 2019. Pero, con el tsunami mundial de la pandemia, la pregunta sería: ¿cómo es ahora el panorama macroeconómico y cuáles son las oportunidades para Colombia?

Macroeconomía en la pospandemia

Responder esa pregunta no es fácil: el panorama cambió y sigue cambiando; no se sabe con exactitud hacia dónde va. Sin embargo, hay algunas pistas. Antes de la pandemia, la globalización gozaba de un reconocimiento especial, era como el ‘deber ser’ de las economías, y el caso de China era el ejemplo perfecto: su gran éxito se basó en las exportaciones, en integrarse a las cadenas globales de valor. 

Pero la pandemia ha dejado ver la otra cara de la globalización: interdependencia y vulnerabilidad compartida a escala global. El caso de la ‘crisis de los microchips’ es un buen ejemplo. Ciertas fábricas que producían estos y otros insumos en las cadenas globales de valor tuvieron que cerrar o bajar su producción a raíz de la COVID-19, situación que afectó la producción de otros bienes que usan este insumo, desde celulares hasta carros.

 “Se piensa que puede haber un regreso a producciones que estén más cerca de los mercados, por ejemplo, todas estas inversiones que se fueron en un momento hacia Asia es probable que regresen a América”, explica Vidal. En ese nuevo contexto, América Latina y Colombia tendrían una oportunidad, pues al estar más cerca de Estados Unidos podrían ser sede de alguna de estas grandes corporaciones que producen bienes dentro de la cadena global de producción. 

“Dado que Colombia tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos, puede ser atractivo para estas cadenas globales tener aquí plantas de producción de algunos de estos componentes”, puntualiza Vidal. Ahora los interrogantes serían: ¿el nuevo gobierno estará interesado en esta eventual oportunidad? De ser así, ¿estaremos preparados para aprovecharla?

Para leer más: § Sierra, L. P. y Vidal Alejandro, P. (2021). The impact of emerging Asia’s demand on the Pacific Alliance countries. Emerging Markets Finance and Trade, 57(7), 2023-2041. doi: 10.1080/1540496X.2019.1693362

 

** Artículo publicado originalmente por Paula Andrea Grisales en Pesquisa Javeriana